Clara Arahuetes

2017

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Sangrar luz

Ignacio Llamas nos invita con su exposición, “Sangrar Luz”, a hacer un recorrido por el interior del ser humano, por nuestro propio interior. Hace tiempo que el artista toledano no expone en su ciudad y lo hace ahora, con obras de sus últimos diez años, en un magnifico escenario, el Museo de Santa Cruz, en el crucero superior de este edificio histórico del siglo XVI.

Accedemos al recinto de la exposición en el primer piso, por una puerta pequeña, casi la puerta estrecha de la que habla el Evangelio, que nos invita a dejar fuera los ruidos y preocupaciones que llevamos dentro. A esto ayuda la primera sala casi en penumbra, que sirve de introducción al espectador, y le invita a detenerse, antes de entrar en diálogo con las obras que se exponen.

Pero mejor que sea el artista quien nos introduzca en su obra.

Lo primero que nos llama la atención es el título “Sangrar luz”, muy sugerente y contradictorio a la vez. ¿Qué quieres decir con él?
Hace referencia a lo positivo y negativo, he utilizado el título de sangrar en el sentido de herida, de algo que te hace daño y la luz como la capacidad de transformar lo negativo en algo positivo. Cuando leí un poema de una poetisa malagueña, Isabel Bono, me pareció que sintetizaba muy bien y de forma muy poética, lo que yo quería expresar. La sustancia más íntima de la exposición, de estos últimos años de trabajo, en los que he trabajado mucho con la idea del dolor, pero no recreándome en él, sino en la idea de que puede ser transformado y convertido en algo que te construye como persona.

A lo largo de tu trayectoria artística has utilizado distintas técnicas, ¿ha habido una evolución en tu obra?
Sí. Hay como tres líneas, una fotográfica, otra de escultura, objeto, volumen y una tercera de instalación. No se si es una evolución o hay un cambio de materiales, he pasado de trabajar con la madera a trabajar con el yeso, pero…. no sé si es evolución o solamente necesidad de cambiar, de buscar otras formas de expresarme. Donde creo que hay una evolución, es en la forma de contar las cosas, cada vez tiendo más a tratar con los sentimientos del espectador, las emociones, en ese sentido si he evolucionado.

En la historia del arte siempre se ha trabajado con la luz, con la sombra, con el espacio, pero tú los empleas en un sentido más trascendente.

Para mí la luz tiene tres funciones, sirve para iluminar las piezas, tiene una función de elemento plástico, la trabajo como un elemento más, igual que la madera, que el yeso, que el papel fotográfico. Y por último tiene una función simbólica, de transformación de la realidad, de lo negativo en positivo.

Y utilizo el espacio como metáfora del interior del hombre. Inicialmente había un espacio arquitectónico, que evocaban estancias interiores, ahora trabajo con espacios exteriores que son paisajes, pero creo que he logrado ese efecto de intimidad, en los “paisajes del alma”, que hacen referencia al interior del hombre.

¿Y el sonido, ayuda a crear este ambiente de silencio, de intimidad?
A veces trabajo con paradojas, y una de ellas es el sonido, es decir trabajo con el sonido para construir la idea de silencio. Para mi es fundamental generar un silencio interior para acceder a la exposición, para poder entrar en las piezas, participar de lo que allí se propone y ese silencio interior, creo que se construye. Una forma de callar los ruidos es crear un sonido que ayude al silencio y generar una atmosfera en la que es más fácil el viaje interior.

¿Cómo crees que es la relación de tu obra con el espectador?
Trato de que mis obras no impongan nada, sino que evoquen, que planteen preguntas y posibles respuestas dentro de cada uno. Creo que eso es parte fundamental del dialogo de la obra con el espectador, que va más allá de lo que el artista puede contar.

¿Qué quieres transmitir a través de los espacios en penumbra?
Llevo mucho tiempo trabajando con la idea del dolor, pero no sabía cómo introducirlo en la obra. Ha ido entrando de una forma casi natural, paulatina, poco a poco, acotando un poco este tema, en la soledad, las incertidumbres… La luz para mi es lo positivo, la sombra, tiene una connotación negativa, pero en el fondo el efecto de luz, solo se consigue cuando hay sombra alrededor.

Háblame de las metáforas que hay en tus creaciones.
Trabajo con elementos que luego adquieren una carga simbólica, es decir son parte del proceso intuitivo. Si me inventara las metáforas previamente sería ilustración. Hay unas metáforas muy claras, elementos que se repiten porque para mí son simbólicos, que me permite hablar de los temas que me interesan: la maleta hace alusión al viaje interior, al viaje de la vida a la muerte. El árbol habla de la donación, nos da lo más vital que es el oxígeno sin que nadie se dé cuenta. La puerta entreabierta tiene la capacidad de sugerir. La silla vacía hace alusión a la soledad, se puede leer también como intimidad, como espacio de reflexión, de mirada interior. La valla indica nuestros propios límites. Siempre son vallas que están cortadas, que están rotas, porque son como nuestros límites, algo que cuando estás muy cerca tienes la sensación de algo infranqueable, pero si retrocedes cincuenta pasos, tomas conciencia que aquello está partido por un lado, que se acaba por otro, con lo cual es un límite superable. Y la otra gran metáfora es la luz como elemento transformador.

Tus últimas obras, se concretan en dos series a las que has llamado, “Límites” y “Vacíos
Son dos series que tienen mucho que ver, aunque la expresión visual es muy distinta. Surgen de mi experiencia, de búsqueda, de honestidad con mi propio lenguaje, pasando de espacios cerrados a paisajes que son territorios o “lugares”. Porque no es un paisaje en el sentido de algo bello, es un territorio, un “lugar” que tiene que ver conmigo, con el paisaje manchego, que para mí es una metáfora del concepto de belleza que cuesta entender. Un terreno totalmente árido, donde los elementos del paisaje que llaman la atención son los que ha puesto el hombre desde hace siglos, las lindes, las divisiones, los muros de piedra, o las vallas de metal, que son anti paisaje, pero que tú puedes descubrir ahí una belleza escondida más profunda. Y donde el elemento principal es la valla, en alusión a los límites. Estas piezas me han permitido trabajar con el concepto de peso y de transparencia.