Ignacio Llamas

1998

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Restos

La forma de acercarse a una obra de arte, en muchas ocasiones, se ha convertido en una búsqueda de elementos que rememoren la realidad. Planteamiento totalmente erróneo que lleva a una figuración vacía de contenido, donde se olvida que, sin un fondo, la obra de arte pierde su carácter mágico. Se elimina su poder de comunicación de ideas, conceptos y valores. Pierde la capacidad de transformación del ser.

La esencia del arte se basa en un proceso de comunicación profundo, que en algunos casos nos lleva a poner de relieve valores que dignifican la figura humana. Valores que han dado al hombre la capacidad de evolucionar, de mejorar, y no me refiero a la técnica o a la ciencia, sino a la capacidad de respeto y a la dignidad. Valores presentes desde la prehistoria, que han ido generando y contextualizando las diversas culturas, que se han ido sucediendo a lo largo de la Historia. Valores globales que atañen a la humanidad entera y que han hecho posible el desarrollo de la capacidad espiritual del ser humano.

Mediante un proceso dual (positivo-negativo, natural-artificial, antiguo-nuevo, histórico-contemporáneo) se va ahondando y encontrando, nunca inventando, una serie de símbolos que marcan las pautas para un acercamiento desde distintos ángulos, a la idea que se nos quiere transmitir.

Ideas amplias, genéricas, que permiten la aproximación de todo individuo, con su cultura, su formación y sus condicionamientos. Cada uno, desde su punto de vista diverso, complementa y enriquece el discurso iniciado por el pintor. Ideas que no pretenden convencer, sino hacer reflexionar sobre estos valores generadores de virtud, que antes se mencionaban.

Alusiones a una cultura propia, distinta de las demás, que enriquece al igual que encarcela, que genera una forma de pensar, al tiempo que impide comprender otras riquezas culturales diversas, son desarrolladas mediante símbolos y signos, descontextualizados, procedentes de diversas fuentes (pintura rupestre, mobiliario neolítico, estructuras urbanas, elementos orgánicos o cartográficos… ). Estos surgen en el lienzo como premisas que permiten acercarse a ideas abiertas que flotan en el trasfondo de estas obras.

Ahondando en la utilización de distintos elementos (primitivos, orgánicos, culturales, etc.) como símbolos que se interrelacionan y constituyen un lenguaje estético, conceptual y técnico, proseguiré desarrollando un lenguaje personal, ya esbozado, que abra nuevos campos dentro de la plástica contemporánea.

En este proceso de investigación pretendo seguir ahondando en la utilización de distintos elementos (primitivos, orgánicos, culturales, etc.) como símbolos que se interrelacionan y constituyen un lenguaje estético, que se va ampliando con alusiones contemporáneas, que retome la importancia de los elementos figurativos como soporte de un desarrollo conceptual, no basado en la descripción de escenas, sino en el intercambio de información que estos signos realizan entre sí y como se interconexionan para plasmar un concepto más elevado y amplio.

Conceptos amplios, abiertos, no constreñidos a una idea fija impuesta por el artista, sino sugerida por éste, como estrategia para suscitar interrogantes en el espectador que lo acerquen, mediante un diálogo con la obra, a un desarrollo personal de las ideal propuestas. Ideas en este caso basadas en el proceso de intercambio cultural, llevado a cabo por la postmodernidad y que nos deja inmersos en un mestizaje cultural positivo y negativo a la vez. Mestizaje donde se concibe la propia cultura como un elemento que te construye pero al tiempo te limita tu participación de la cultura ajena.

La problemática cultural se suma, en este proceso conceptual a la temática de los valores existentes en la humanidad a lo largo de la historia y presentes en cada cultura y civilización, desde los primitivos a los actuales, y por tanto su consiguiente y progresivo desarrollo. Valores que van ampliando la capacidad espiritual del hombre y haciéndole más merecedor del calificativo de humano.

Todo este proceso estético y cultural se va plasmando en un soporte plano que habitualmente suele ser loneta de algodón sin preparar o papel. En él se van sucediendo los distintos elementos y signos que previamente fotocopiados son transferidos al soporte, donde se van mezclando con otros elementos dibujados con grafito, barniz o acrílico, que van enriqueciendo un lenguaje estético dominado por la línea con un marcado carácter dibujístico. Todo ello dominado por la ausencia de color, para centrar la importancia en los elementos reseñados, que da paso a una sutileza de tonos que deambula alrededor de los crudos, grises y negros.