La pieza ha sido creada en colaboración con el músico Ludovico Peroni y las artistas visuales Matta Michelacci, Adelaide Scrivano, Elena de Martin y Gemma Baroni.
En ella se reflexiona sobre la idea de la pérdida y el abandono de tantas pequeñas localidades rurales de Italia y tantos otros lugares del mundo, con la consiguiente pérdida del valor que éstas aportan. Al mismo tiempo se profundiza en las nuevas oportunidades que surgen en ellas y que permiten su renovación, su regeneración.
Este enfoque social de la pieza no limita una segunda lectura mucho más individual e introspectiva, en la cual se propone al espectador la posibilidad de transformar cada elemento negativo que nos sucede o cada pequeño trauma o decepción que percibimos en una ocasión para construirnos como personas, haciendo del dolor un verdadero maestro de vida.