Sangrar luz

 – Museo de Arte Contemporáneo de Castilla-La Mancha, Ciudad Real

Sangrar luz

La obra de Ignacio Llamas (Toledo, 1970) debe ser entendida como confluencia de un magma material e inmaterial que vertido en diferentes crisoles genera piezas de distinta naturaleza (fotografía, escultura, arquitectura) pero con una tendencia subyacente y compartida hacia los instalativo, donde la luz y el sonido actúan como andamiajes esenciales.

“Sangrar luz” es una invitación a la reflexión sobre un principio esencial de la obra de Llamas, en cuya construcción es básico el diálogo entre la materia estática y el imperceptible flujo, constante pero carente de masa, de la luz. Además, en el caso de Llamas esto va unido a otra presencia necesaria, aquella cuya naturaleza viene definida por la ausencia de luz, la sombra. Luz Presente frente a Luz Ausente es un argumento dialéctico principal en Llamas. Para comprenderlo es necesario conocer su cercanía a la cultura oriental y especialmente su fascinación por el arte y el pensamiento japonés.

Por otro lado, Ignacio Llamas necesita “generar atmósferas” como requisito previo al alumbramiento de la obra de arte, de tal manera que su obras alcanzan para nosotros su mayor comprensión en forma de instalaciones expositivas que diluyen la individualidad de las obras que las componen. Se podría decir que nos encontramos ante una obra coral donde cada individualidad cobra sentido en la interpretación conjunta de la pieza.

En las instalaciones, además de la luz, encontramos otro elemento fundamental: el sonido, o su complemento/contrario, el silencio. La música forma parte del trabajo como otra de las materias primas esenciales. El sonido permite “eliminar los ruidos exteriores” algo ineludible en el proceso de purificación de la creación. La música actúa como filtro de esos ruidos. Ciertas piezas, ciertas formas de música, son parte esencial del entramado de las obras y contribuyen de manera principal a la construcción de sus atmósferas.

“Sangrar luz” es pues la última estación de ese viaje que Ignacio Llamas inició hace casi tres décadas. Es este un buen momento para hacer balance de su trayectoria y es muy pertinente hacerlo en el Museo de Ciudad Real.

Cristina Fontaneda Berthet