Abrazar las sombras
Abrazar las sombras
Abrazar las sombras nos invita a mirar de frente aquello que solemos evitar: el dolor, la pérdida, los límites, los traumas, todo lo que se enquista en el cuerpo y en el alma. No se trata de maquillar la herida, sino de entender el lugar que el sufrimiento ocupa en la construcción de nuestra identidad. Aquí, la sombra no es negada ni vencida, sino que se reconoce como parte esencial de la existencia a través de un acto radical: abrazar las sombras.
La muestra propone al espectador un viaje introspectivo donde la aceptación es el mayor paso hacia la transformación interior. Sólo atravesando la sombra podemos redefinir nuestra luz.
El recorrido se articula en torno a dos ejes: la convivencia con la dualidad y la apertura a lo trascendente.
La serie Volver, vacíos, al vacío explora la dualidad a través de la metáfora de una gran nevada. Bajo su aparente pureza, la nieve oculta y silencia, pero crea fisuras que dejan ver lo que aún no está resuelto. Es en los huecos donde la serie encuentra su fuerza poética. La obra plantea que lo negativo y lo positivo no se excluyen; se entrelazan, se definen mutuamente.
En el segundo eje las instalaciones escultóricas cuestionan una mirada excesivamente racional, aquella que intenta explicarlo todo desde la lógica y el control, excluyendo la emoción y la intuición. Las obras abren un espacio para lo que escapa al intelecto: lo espiritual, lo eterno, lo indefinible. Nos invitan a detenernos y a reconocer que existe una profundidad en las cosas que no puede ser captada desde la razón. Nos recuerda que hay una forma de ver la realidad que se alcanza sólo cuando se renuncia a las certezas y se acepta la vulnerabilidad del ser.
La exposición no ofrece respuestas, sino un umbral de intimidad donde nombrar, recorrer, habitar y abrazar nuestras sombras.