Del 14 de marzo al 7 de mayo se puede visitar la exposición que Llamas presenta en Murcia.
El olvido no es vacío, no es solo ausencia, es una construcción. Es el mecanismo con el que lo racional ordena el pasado decidiendo qué permanece y qué se desvanece. Es un acto de selección, un filtro que impone límites a la memoria. Pero, ¿qué sucede cuando nos alejamos de este planteamiento?, ¿cómo se experimenta el olvido desde lo irracional, lo intuitivo, lo que escapa a la voluntad de la mente?

Esta exposición se adentra en un territorio donde el recuerdo no es archivo ni documento, sino sensación, eco, gesto. Lo que parecía borrado regresa en formas inesperadas. Aquello que la razón descarta, lo irracional lo convierte en huella. Lo que la memoria deja atrás sigue hablándonos, no con la claridad del pensamiento, sino con el lenguaje incierto de las intuiciones.

Las obras aquí reunidas operan en esa fricción: entre la voluntad de recordar y la potencia de lo que persiste sin ser llamado y nos invita a entender el olvido, no cómo pérdida sino como transformación.
