Límites, 2017
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Plástico, yeso, barro, metal, pintura, luz y sonido.
Medidas variables (9 sacos de 87 x 100 x 100 cm).

Límites

Límites, obras concebidas a partir de enormes sacos de plástico de los que se usan para el desescombro en las ciudades que, como Toledo, no permiten el tránsito de contenedores por sus estrechas callejuelas. Rellenos de yeso estos sacos transmiten una increíble sensación de peso que casi incomoda al espectador. Cada pieza es como un planeta, su aparente densidad material un desafío para la comprensión. De nuevo lo misterioso se revela como esencial en su obra. Desvelarlo exige, una vez más, asomarse al vacío, “entrar” en cada pieza, una por una. A Llamas no le interesa el espectador indolente, sus exposiciones exigen un esfuerzo, pero a cambio aportan una experiencia. A esta circunstancia Ignacio Llamas la ha llamado Arte en comunión: “Cierto es que el arte surge en un proceso de comunicación, de diálogo profundo y por lo tanto de comunión entre el artista y la obra que se crea. Este proceso de comunicación se repite entre el espectador y la obra de arte terminada. Por eso el arte en sí es siempre comunicación, es comunión.”

Asomarse a la superficie de estos “planetas” nos pone en la tesitura de modificar nuestra propia escala. Es la escala de la mirada la que se transforma, pasamos mentalmente a un “objetivo macro” pues de lo contrario solo veríamos un saco de yeso. De ahí que sean tan coherentes las fotografías que Llamas hace de sus obras, a partir de las cuales surgen obras nuevas. Adaptados al territorio, de nuevo experimentamos ese “silencio” tan característico. Pequeñas construcciones asumen la nobleza de un vestigio arqueológico. Cercas de piedra y vallas metálicas cicatrizan en la superficie, y junto a ellas, madrigueras humanas evidencian la ausencia/presencia del hombre. El blanco uniforme vuelve a generar la certeza de la desolación y con ella la pervivencia inmutable del dolor. Ignacio llamas lo ha explicado así: “[…] es el dolor del propio artista. Este dolor puede ser personal, es decir, relacionado directamente con algún acontecimiento dramático de su vida o de las personas de su entorno. Pero también puede ser social y, por lo tanto, relacionado con catástrofes, guerras, holocaustos, situaciones de injusticia, discriminación, etc., que lo marcan y lo hacen sufrir. Todo este dolor se verá reflejado en la obra de arte, de una forma explícita y/o implícita. Explícita mediante el tratamiento temático o conceptual de la situación dolorosa particular o de una generalización de ésta; e implícita si se convierte en la principal aportación al contenido de la obra realizada”.

Cristina Fontaneda Berthet