Encircling silence, 2009 - 2010
Untitled I, Encircling silence series. 2009. 106 x 158.

Desolations I, Encircling silence series. 2009. 106 x 133.

Untitled II, Encircling silence series. 2009. 90 x 116,5.

Untitled VII, Encircling silence series. 2009. 106 x 163.

Untitled IV, Encircling silence series. 2009. 106 x 177,5.

Untitled V, Encircling silence series. 2009. 106 x 156.

Untitled VI, Encircling silence series. 2009. 106 x 154,5.

Untitled VIII, Encircling silence series. 2009. 106 x 162,5.

Untitled XIII, Encircling silence series. 2009. 106 x 156.

Untitled XIX, Encircling silence series. 2010. 106 x 171,5.

Untitled X, Encircling silence series. 2009. 81,5 x 120.

Untitled XIV, Encircling silence series. 2010. 90 x 141.

Untitled XV, Encircling silence series. 2010. 106 x 170,5.

Untitled XVI Encircling silence series. 2010. 106 x 172.

Untitled XVIII, Encircling silence series. 2010. 92,5 x 150.

Untitled XXVI, Encircling silence series. 2010. 46 x 70.

Untitled XX, Encircling silence series. 2010. 106 x 158.

Untitled XXI, Encircling silence series. 2010. 106 x 152,5.

Encircling silence
Cercar al silencio es también una serie fotográfica. Anterior en el tiempo a Soledades es evidente la cercanía entre ambas. Sin embargo, Cercar al silencio tiene una deuda mayor con lo arquitectónico de la que Soledades se ha desprendido. Cercar el silencio es en lo fotográfico el alter ego de Contornos del silencio, título de una serie esencial para entender la aportación de Ignacio al discurso visual contemporáneo de las últimas décadas.
Maletas sin dueño, mesas desvencijadas, escaleras arrumbadas, alfombras mal recogidas, árboles secos… Cuando Llamas se propone poner cerco al silencio, es decir, eliminar el ruido visual de todo lo superfluo para revelar la esencia de las cosas, lo hace entre las bambalinas de la vida. Tras el telón de un teatro imaginado el espacio ofrece el aspecto que vemos en estas obras. Una ausencia de aparente lógica ha arrojado estos objetos en distintos puntos del backstage. Los actores ya han abandonado la escena y se escucha el silencio donde hace nada reinaba el sonido.
El silencio es signo de sabiduría en numerosas culturas. Los lugares comunes pueblan el lenguaje habitual. Por eso el discurso de lo trascendente huye de la mera locuacidad. Para Maeterlinck, “el silencio interior es el sol que madura los frutos del alma”. Sin embargo vivimos una época hostil con la intimidad. Sin intimidad no se dan las circunstancias para que se produzca la anhelada maduración del espíritu. Ignacio Llamas reivindica en su obra el derecho a la soledad y el consiguiente acceso al silencio.